lunes, 12 de septiembre de 2011

Trátame bien


Que la violencia engendra violencia, no es un dicho al pasar y sin sentido, es la pura verdad. También es cierto que las personas no se comportan de manera violenta porque sí, no se nace agresivo, sino que esa actitud es el resultado de diversos factores que van de lo biológico a lo psicológico pasando por lo social, cultural, económico y demás yerbas. La violencia así resulta de un entramado en el cual está inserto el individuo. Cuanto más estímulos negativos impacten en la persona mayor será la carga de violencia con la que ésta reaccione. Estamos  mal acostumbrados a relacionar la violencia solamente a lo físico, a los golpes, siendo que la violencia puede ser mucho más sutil y sin embargo igual o mayormente dañina y dejar heridas que no cicatrizan, heridas internas. Esta violencia sicológica, sexual (violencia de género), que por lo general nace en el ámbito intrafamiliar, como un espejo se refleja luego en la sociedad.
Algunos pensamos que a estas alturas de la civilización, la violencia debería haber pasado de moda, en cambio parece hacerse cada vez más “popular” y gozar de una salud envidiable.
Las conductas violentas se aprenden, se copian, hasta podríamos decir que se contagian como una enfermedad de unas personas a otras y el vector más peligroso está ahí, en cualquier casa, hasta a veces en los diferentes cuartos que esa casa pueda tener y no es un mosquito, es un poco más grande, son los medios audiovisuales, y entre estos el más difundido:” La Tele”.
El niño aquí es el más propenso a contraer este mal, porque durante su desarrollo tiende a imitar conductas de personas que se les presentan como modelos a seguir : el padre o la madre, la estrella de su serie favorita, el héroe de la película, los personajes de los videojuegos, la chica más popular de la tele; y si como adultos responsables (que deberíamos ser) no nos ponemos media pila y observamos como actúan estos personajes o como resolvemos los conflictos nosotros mismos, mal podríamos pretender que nuestros niños o adolescentes actúen de manera diferente. Sembramos lechuga y queremos cosechar frutillas. La hipocresía de siempre: Haz lo que yo digo y no o que hago…
Así como la Violencia se aprende, la No Violencia (serenidad, ecuanimidad, tranquilidad, humildad) también, y esta es una buena noticia. Empecemos por casa, tratemos a los demás como queremos y merecemos que nos traten a nosotros, hagamos algo cuando seamos testigos o víctimas de cualquier tipo de violencia (denunciemos), miremos Paka Paka en vez de Diney Channel (aunque genere berrinches, al principio), respetemos los horarios de protección al menor, compremos videojuegos donde se gane puntos sin matar a nadie (aunque nos digan que es un bodrio) y juguemos con nuestros hijos a esos videojuegos (y el bodrio se convertirá en algo positivo), recordemos que los grandes hechos comenzaron con una pequeña y hasta inconcebible idea.